Robotita, una oportunidad para explorar 
caminos alternativos hacia una meta

NIVEL INICIAL

Docente: Elba Roldán
EJI Nº 11 “Crecer Juntos”

Uno a uno, los niños de la Sala Verde van probando los botones de dirección del dispositivo para guiarla a través de la cuadrícula puesta sobre la mesa, familiarizándose así con el mapa del interior del  EJI Nº 11 “Crecer Juntos” de Ituzaingó y también ejercitando la resolución de problemas reales. 

¡Se perdió el gallo Lolo!

Lolo es la mascota de la Sala Verde del EJI Nº 11 “Crecer Juntos” de Ituzaingó. Los niños tienen el hábito de llegar y saludarlo, ya que interactúan con él en distintas actividades propuestas por la ‘seño Elba’. 

¡Ese día llegan y no lo encuentran! Tienen que salir a buscarlo por todo el interior del jardín y es hallado en la sala vecina. ¿Cómo llegó hasta ahí? Seguramente se desorientó porque no conoce el camino para llegar a la propia. 

En marzo, las clases estaban comenzando en toda la provincia de Corrientes y en el EJI Nº 11 se desarrollaba el periodo de integración, un tiempo que la docente Elba Roldán vio como oportunidad para que conozcan y se orienten dentro del edificio con la ayuda de Robotita. 

Este recurso tecnológico promueve el planteo de diferentes hipótesis para resolver un problema del mundo real, identificando los pasos a seguir y su organización, y también experimentando con el error como parte del proceso, a fin de construir una secuencia ordenada de acciones. 

“Primero, trabajamos desde la corporalidad, es decir, qué cantidad de pasos hay que hacer y cómo tienen que llegar a la sala. Después, utilizamos el dispositivo que ellos ya habían conocido en la salita de cuatro años con su maestra anterior”, explicó. 

“El año pasado, yo había trabajado con la cuadrícula sobre la mesa. Este año lo hicimos desde la corporalidad y eso me permitió ampliar el panorama, entender que de esa manera se puede trabajar mejor con el niño porque todo pasa por el campo de la experiencia y es de lo que se apropia”, remarcó. 

Desde su propio proceso de aprendizaje en este tipo de propuestas de innovación en las aulas, la ‘seño Elba’ recomendó escuchar a los niños y dejar que se equivoquen. “Muchas veces le damos la Robotita y tenemos miedo de que lo haga mal o queremos que lo haga bien a la primera, pero es el error lo que le lleva al niño a hacer la bajada sobre su posición, la dirección, hacia dónde ir y hacia dónde no ir”.

Dentro de la salita, sobre una mesa, estaba extendida la cuadrícula donde uno por uno, todos fueron probando los botones de dirección de Robotita -a quien cariñosamente llamaban Manuelita- para guiarla hacia la posición señalada por la docente: la Sala Verde, la oficina de la directora o de la vicedirectora, la cocina. 

“Fue una experiencia que ayudó mucho que fuera en el período de integración en el comienzo del año, porque el jardín, su espacio y sus compañeros, es algo nuevo para ellos, y que sientan que lo deben conocer acompañados de este proyecto, genera un sentimiento de pertenencia a su jardín y su sala”, destacó la seño Elba.   

Uno de ellos, Nico, presionó los botones una cantidad de veces mayor a los pasos que debía dar y sorprendió a todos cuando Robotita se detuvo a un paso del lugar indicado, para comenzar a girar sobre sí misma. ¡Como si estuviera bailando! Y luego, dio el paso que faltaba para llegar a su meta, demostrando así que no hay un único camino posible, sino que se trata de explorar y conocer.